Objetivos esenciales de las instituciones judiciales internacionales con sede en la Haya son la evitación de los conflictos armados mediante la resolución en tiempo de controversias, la consolidación de la paz, la profundización en el respeto y protección de los derechos fundamentales de todos los seres humanos, la prevención de la comisión de delitos atroces, y la lucha contra la impunidad de quienes los planean,  preparan, facilitan, cometen, encubren y se benefician de los mismos.

Los tribunales internacionales desarrollan sus funciones en la Haya dentro de un contexto en el que la actuaciòn de los actores nacionales es esencial para la consecución de sus objetivos. Esta realidad es el resultado de una sociedad internacional globalizada: (i) en la que las causas y los efectos de los conflictos se entrelazan y tienen una naturaleza transnacional, (ii) donde con frecuencia asistimos a que numerosos actores en diferentes instancias y desde distintos territorios participan en el planeamiento, preparación, asistencia o encubrimiento de hechos constitutivos de crimenes internacionales, como la agresión, el genocidio, los delitos de lesa humanidad y los crímenes de guerra, y (iii) en la que quienes obtienen un mayor rendimiento económico de estos delitos son, con frecuencia, personas físicas y jurídicas de terceros países sin mayor arraigo en aquellos lugares golpeados por el sufrimiento y la desolación que conlleva su comisión.

Es por esta razón que la actuación, la experiencia y la visión de los actores (mundo académico, sociedad civil, funcionarios del Estado) de aquellas regiones en las que tradicionalmente se ha sufrido con mayor fuerza la violencia sea en la actualidad tan necesaria como la de aquellas otras regiones a la que han pertenecidos quienes mayores beneficios han obtenido con la misma. Sin embargo, mientras que con respecto a este segundo grupo de regiones son los propios actores quienes directamente exponen sus aportaciones, las experiencias de aquellas regiones que sufren situaciones de violencia sistemática o generalizada son con frecuencia presentadas por terceros que subrogan dicha potestad. De ahí que sea necesario corregir esta disfuncionalidad para que sean sus propios actores nacionales quienes puedan realizar directamente sus contribuciones. 

Este proceso comienza con la eliminación de las barreras lingüísticas que tantas dificultades continúan generando para que los actores nacionales de países no anglófonos puedan divulgar sus experiencias en la Haya, y para que la jurisprudencia de las tribunales internacionales, que allí tienen su sede, pueda ser conocida y aplicada por aquellos en sus países de origen.  

En este contexto, el Instituto Ibero-Americano de La Haya para la Paz, los Derechos Humanos y la Justicia Internacional (IIH), establecido el 1 de junio de 2011, tiene por misión constituirse en una plataforma para que los diferentes actores de la región ibero-americana puedan explicar sus actuaciones, presentar su experiencia, y aportar su visión a los distintos tribunales internacionales con sede en La Haya, así como a la comunidad académica y a la sociedad civil involucrada en sus actuaciones, sobre cuestiones relativas a la consecución de la paz, la protección de los derechos humanos, la prevención de los delitos atroces y la lucha contra su impunidad.