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Plataforma Iberoamericana en La Haya para la paz, los derechos humanos y la justicia internacional

22 Jul 22
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Escrito por webmaster

Artículo de Divulgación 2: Narcotráfico: un sistema adaptativo

El fenómeno del narcotráfico es complejo, involucra diversos tipos de personas, organizaciones legales e ilegales, el uso de cadenas logísticas, entre otros. Con el pasar de los años, el narcotráfico ha evolucionado en cuanto a métodos, modalidades, la descentralización del control de partes de la cadena de suministro, mostrando así características propias de un sistema adaptativo; un sistema en el que no se puede reducir a la existencia de una cabeza al mando que orquesta de principio a fin el fenómeno, sino de sistemas organizacionales que se alinean para lograr un propósito compartido. Adicional al componente adaptativo, también se puede considerar como un sistema social, entendido como el producto de las relaciones entre seres humanos, los cuales a su vez son generadores permanentes de información y de conocimiento. Tanto el componente adaptativo como el social hacen que el fenómeno del narcotráfico sea difícil de predecir o controlar dada su capacidad innata de innovación. Son estas particularidades las que motivaron nuestro trabajo de investigación académica, pensando en el interés en entender al narcotráfico desde los sistemas adaptativos.

Frecuentemente relacionamos la adaptación con la capacidad de supervivencia del “más fuerte”; sin embargo, este concepto va más allá. Para el caso de los sistemas organizacionales, se trata de la capacidad de variabilidad ante cambios que aumentan las formas como se desarrollan las actividades. Una variación que está ligada a la diversidad del conocimiento, el pensamiento y la experiencia de quienes los conforman. De esta manera, la variación es una característica natural que incrementa la posibilidad de éxito ante los procesos de cambio que están sujetos a un problema. Ahora bien, en el caso del narcotráfico, la capacidad adaptativa como sistema organizacional suena evidente; más aún, cuando se presume que su nivel de aprendizaje y su capitalización de información asociada a la variación aumentan la cantidad de eventos innovadores, y retan así la capacidad demostrada por las organizaciones del Estado.

Entonces, la explicación evolutiva del narcotráfico como sistema adaptativo parte de las características del algoritmo darwiniano de variación-selección-retención en el cual diversas organizaciones se alinean más no son coordinadas centralmente. Organizaciones con estructuras flexibles, conocedoras del contexto, y actores que garantizan, por medio de sus actividades, la continuidad de los flujos ilegales para la producción, el transporte y la distribución de las sustancias. Desde lo teórico, el sistema adaptativo está conformado por reglas que varían y se adaptan a condiciones de incertidumbre creciente (interna o externa), que configuran diseños (comportamientos), los cuales, a su vez, entran en interacción con el ambiente donde operan. Desde la perspectiva evolucionista, la presencia de cambios y procesos adaptativos refutan los planteamientos tradicionales de desarrollo, la evolución como proceso inevitable que pone especial atención a la variación, que reta la estabilidad y la homogeneidad, desde lo evolucionista, el contexto adquiere un papel relevante[1] (Noguera, 2017).

Un sistema adaptativo es una incubadora de procesos creativos —no necesariamente consientes—, no enfoca los factores de éxito en la planeación de resultados; en este tipo de escenarios, el azar juega un papel importante. Aquí, la permanente creación de novedad se lleva a cabo generando mecanismos que resultan ser exitosos o no, el ensayo y el error como características que serán determinadas por la selección natural, que conserva lo útil y elimina lo perjudicial, de tal manera que la habilidad para crear novedad y el azar se encuentran en un proceso natural, e inevitable, de un sistema social, que exhibe orden, estructuras que resuelven problemas (Noguera, 2017).

En suma, las organizaciones son el resultado del proceso evolutivo, un lugar donde el conocimiento y la estructura de relaciones, el aprendizaje y el comportamiento individual configuran actividades que se convierten en mecanismos que se adaptan a un entorno, el mismo que modifica a la organización generando condiciones de interacción y cambio permanente. Son sistemas producto del cambio, capaces de innovar frecuentemente y que contradicen de manera permanente el statu quo (Noguera, 2017), sistemas impredecibles, emergentes, que retan las formas de desarrollar las actividades, procesos donde los individuos son portadores de información, un espacio donde ocurre experimentación con miras a tomar mejores decisiones.

Dentro de un sistema con capacidades adaptativas no existe el temor a la variación: esta se convierte en característica estructural necesaria para tomar mejores decisiones, incorporar y diseñar políticas, tomar riesgos que permitan mejorar las actividades, de cara a elevar el portafolio de mecanismos que faciliten lograr los propósitos. En el ámbito organizacional, desde los sectores formales y legales, presentar condiciones adaptativas ante cambios no planeados resulta ser una ventaja que representa competitividad, mejores desempeños y perdurabilidad. Condiciones que reflejan cambios en la estrategia, toma de decisiones oportunas, estructuras flexibles ante la jerarquía y las posiciones de poder.

En el fenómeno criminal del narcotráfico, este proceso adaptativo es vital para la subsistencia de la organización de crimen organizado transnacional y su economía ilícita. La constante disputa con las autoridades encargadas de su persecución ha llevado a que incorporen novedosos sistemas de tráfico, a modificar sus estructuras, así como el empleo de novedosas rutas y otras modalidades delictivas. El proceso adaptativo también permea las estructuras de poder y es por eso que, al neutralizar a personas clave en la estructura delincuencial, el sistema se adapta y perdura sin importar si se remueven algunos agentes clave en la red.

Las estructuras de crimen organizado transnacional han desarrollado importantes innovaciones en sus estructuras criminales. Aquellas estructuras piramidales y jerárquicas, donde las organizaciones buscaban ser visibles, acumular poder e infundir terror y control, con los que se hicieron conocidos, hoy no son totalmente aplicables (Fiscalía General de la Nación, 2020). Actualmente, se las conoce como estructuras denominadas red de redes o invisibles, lo que dificulta su identificación y hace más difícil la labor de las autoridades, al ser estas conformadas para labores específicas, sean de producción, de transporte, de tráfico o de corrupción, entre otras, que se activan o se desactivan para labores específicas. Muchas tampoco se relacionan entre sí, lo que las hace más difíciles de detectar y dificulta su judicializar.

El mejor ejemplo para conocer la adaptabilidad, la dimensión y el impacto del tráfico de sustancias narcóticas es el narcotráfico marítimo, ya que se desarrolló mediante el empleo de medios navales comerciales, recreativos, de transporte de carga, así como usando embarcaciones rápidas y artefactos navales —incluyendo semi-sumergibles como los hallados recientemente por las autoridades españolas—, cuyo diseño y tecnología han logrado cada vez mayor capacidad de transporte, mejores dispositivos de navegación y mayor autonomía, lo cual les permite, incluso, cruzar el Atlántico de América a Europa.

Estas características hacen que el tráfico marítimo de narcóticos sea la modalidad más rentable y empleada por las organizaciones de crimen transnacional, pues representa el 80 % del tráfico mundial de narcóticos, según el Centro Internacional de Investigación y Análisis Contra el Narcotráfico Marítimo (CMCOM). Esta capacidad fue evidente, de manera especial, en 2020, con las medidas de restricción de movilidad y cierre de fronteras implementadas por los Estados para evitar la propagación de la COVID-19, cuando la disminución en las cifras de incautaciones de sustancias narcóticas en el escenario marítimo fue representativa, tan solo durante el primer mes, pese a conservarse los dispositivos y las estrategias de las autoridades en el hemisferio.

Para abril de 2020, apenas transcurridos 30 días de la puesta en marcha de las medidas, la variación en las cifras de incautación de clorhidrato de cocaína (CHC) fue notable: descendió de 34 043 kg en abril de 2019 a 15 447 kg en el mismo mes de 2020, con una disminución mayor que el 50 %. Para mayo de 2020, ya las organizaciones criminales lograron adaptarse a las medidas e innovar, e incrementaron la cantidad de CHC y las modalidades empleadas para traficarlo: las incautaciones de las autoridades así lo reflejan, con 24 011 kg de CHC.

Con todas las coyunturas y las medidas económicas y restrictivas adoptadas, 2020 fue el año de la mayor prueba para los Estados, las organizaciones y las economías lícitas, pero, a su vez, también lo fue para las economías ilícitas y las organizaciones criminales, que demostraron su capacidad adaptativa, sin restricción ni recelo por las acciones de las autoridades.

¿Y entonces, cómo hacer para analizar sistemas complejos adaptativos?

Existen diferentes tipos de herramientas y metodologías para analizar sistemas complejos, en este escrito nos enfocaremos en las herramientas cuantitativas que parten de la interacción de dos disciplinas: la ingeniería y las ciencias sociales. Tradicionalmente, desde la ingeniería se utilizan simulaciones para reproducir procesos industriales y estudiar su comportamiento. Estos modelos parten de información estadística histórica de la cual se determinan distribuciones de probabilidad que permiten modelar eventos y reproducir escenarios hipotéticos principalmente en líneas de producción, sin embargo, no tienen en cuenta el aspecto social del sistema y cómo las decisiones individuales no coordinadas de los individuos pueden producir un comportamiento emergente.

En un esfuerzo por comprender los sistemas sociales desde la ingeniería nació la simulación basada en agentes (ABM), un tipo de modelo computacional que permite la simulación de acciones e interacciones -reglas simples de decisión- de individuos autónomos dentro de un entorno y que permite determinar qué efectos producen en el conjunto del sistema. Los modelos son versiones simplificadas de la realidad que simulan las operaciones simultáneas de entidades múltiples (agentes) en un intento de recrear y predecir las acciones de fenómenos complejos. Es un proceso de emergencia desde el nivel más elemental (micro) al más elevado (macro).

Generalmente los agentes individuales actúan según lo que perciben como sus intereses propios, tales como reproducción, beneficio económico o estatus social, y su conocimiento es limitado. Los agentes ABM también pueden experimentar “aprendizaje”, adaptación y reproducción en el tiempo.

Un ejemplo clásico es el modelo de segregación de Schelling en el cual se representan dos tipos de agentes hipotéticos: A (rojos) y B (verdes). Los agentes se distribuyen aleatoriamente en una grilla con la regla de que cada agente sólo puede ocupar un espacio de la grilla a la vez. Las reglas son sencillas y determinan que tanto los agentes tipo A como los tipos B tienen un umbral de tolerancia a los agentes del tipo contrario. Teniendo en cuenta lo anterior, en cada momento del tiempo y de manera no coordinada e independiente, cada agente va a revisar las 8 grillas a su alrededor y va a determinar si se muda o no a cualquier espacio vacío en la grilla dependiendo de si el porcentaje de agentes afines es mayor o menor al umbral de tolerancia.

En el modelo de segregación Schelling, la sorpresa se dio cuando se encontró que después de varias iteraciones e incluso teniendo umbrales de tolerancia donde se requiere que incluso menos del 50% de los agentes sean iguales emergía un fenómeno de segregación. Los agentes de tipo A terminaban agrupados al igual que los de tipo B y la grilla se veía con parches verdes y rojos. Al ser una versión simplificada de la realidad, claramente no contempla otros aspectos que tienen en cuenta las personas para mudarse, pero, al reducir la complejidad al modelar las reglas simples expuestas se puede llegar a la conclusión de que incluso al tener sociedades bastante “tolerantes” se puede presentar segregación y esta información es útil en términos de la generación de política pública y administración de recursos.

Autores

Ángela Noguera Hidalgo: Profesora de Carrera de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos, Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia). Doctora en Ciencias de la Dirección.

Nicolás López Pulgarín: Docente y Asesor de la vicedirección de Investigación de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” (Bogotá, Colombia). Magister en Estrategia y Geopolítica.

Daniel Avila Robayo: Manager de Producto en BairesDev LLC (San Francisco, California). Ingeniero industrial de la Universidad de Los Andes (Bogotá, Colombia).

    Nota Final

Este artículo de divulgación hace parte del Proyecto de Investigación “Aproximación a la comprensión del comportamiento de las redes de narcotráfico marítimo, incluyendo las prácticas de corrupción asociadas al mismo, desde el marco evolutivo, a partir de la simulación de sistemas sociales” (2020-2023) (investigadores principales: Prof. Angela Lucia Noguera Hidalgo y Prof. Oscar Palma Morales: Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos (FEIPU) de la Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia), con número de referencia de Minciencias (Colombia) 71861, financiado con recursos procedentes del Patrimonio Autónomo Fondo Nacional de Financiamiento para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Francisco José de Caldas (Colombia) y de FEIPU.

Este proyecto forma parte del Programa de Investigación “Estrategia de respuesta integrada desde el derecho público comparado e internacional para enfrentar en Colombia la corrupción asociada al crimen transnacional organizado, a la luz de una aproximación evolutiva a las dinámicas del narcotráfico marítimo por medio de simulación de sistemas sociales” (2020-2023), con número de referencia de Minciencias 70593. 

El Proyecto 71861 propone establecer una aproximación para la comprensión de las dinámicas de adaptación y flexibilidad del narcotráfico marítimo en las Américas, incluyendo la corrupción asociada al mismo, a través de la utilización de instrumentos de simulación de sistemas sociales. Aborda este fenómeno desde las perspectivas teóricas de ‘organizaciones como sistemas sociales’ y de ‘sistemas complejos adaptativos’. Estas perspectivas permitirán analizar y explicar el comportamiento flexible, adaptable y evolutivo del sistema organizacional transnacional de narcotráfico marítimo, más allá del paradigma de organizaciones jerarquizadas, rígidas y centralizadas, que caracteriza el estudio de las estructuras del narcotráfico.

Referencias

    -Armada Nacional de Colombia. (2020). Dinámica del narcotráfico marítimo año 2019.

    -Fiscalía General de la Nación. (2020). Estrategia disruptiva contra el narcotráfico 2.0.

   -Noguera, A. (2017). La relación organización – entorno y la ontología evolutiva: una propuesta para la comprensión de las interacciones como producto del proceso evolutivo de reglas. Disertación Doctoral. Escuela de Administración, Universidad del Rosario. Bogotá.

   -García-Valdecasas, J. (2011). La simulación basada en agentes: una nueva forma de explorar los fenómenos sociales. Universidad de Granada.